Un funcionario dispuso en provecho propio de diversas cantidades que integraban el “anticipo de la caja fija” así como mediante el cobro de cheques al portador, para solucionar problemas económicos personales.
En el periodo comprendido entre 1990 y 1993, el susodicho se apropió de dichos fondos públicos, incluyendo facturas falsas que aparentemente se referían a pagos por servicios que en realidad no se habían prestado por los proveedores a distintos centros de salud y ambulatorios dependientes del Servei Valencià de la Salut. Asimismo, también se apropió de determinadas cantidades mediante el cobro de cheques al portador cargados en una cuenta del tesoro público valenciano que fueron cobrados en ventanilla o abonados en su cuenta personal.